Desde Nación le piden por ejemplo, un recorte en los cientos de contratos que tiene tanto de la gestión Calderón como la actual gestión de Daniel Quiroga. En esa línea, los gremios presionan para evitarlo y la interna política interna crece.

La situación de la UNLaR es muy compleja. Principalmente en la faz financiera, ya que los fondos que envía Nación son pocos según fuentes calificadas de la Casa de Altos Estudios, pero a su vez le piden que no exija más dinero y que ordene sus cuentas y les solicitan que pongan el foco en los cientos de contratos que vienen de la gestión anterior de Fabián Calderón y que sumó el rector Daniel Quiroga.
Las máximas autoridades de la UNLaR ya le avisaron a los gremios que es necesario avanzar en esa línea, pero obviamente los sindicatos se oponen rotundamente y esto comienza a minar nuevamente la relación interna que venía calmada.
Desde el rectorado para abajo rezan que se logre aprobar el Presupuesto Nacional 2023 con el objetivo de tener mayor disponibilidad de recursos asegurada, aunque indican que el problema no estará solucionado mientras la nómina salarial mensual sea tan grande como la actual.
Recordemos que la no aprobación del Presupuesto 2022 obligó a Nación a reconducir los presupuestos con las universidades y el aumento de fondos es completamente discrecional y La Rioja no es de las más beneficiadas.
Todo ello genera graves complicaciones en el pago de contratos, proveedores y demás gastos que contemplan el funcionamiento normal de la Casa de Altos Estudios.
A esto se suma una plantilla enorme que se generó durante la pandemia en el Hospital Virgen de Fátima que hoy resulta ociosa y con contratos de altos costos de profesionales.